domingo, 29 de mayo de 2016

Noticia: Muerte de Miguel de Cervantes saavedra

Madrid, agonía y muerte 


Recibe la extremaunción, firma la dedicatoria del Persiles y, tres días después, el 22 de abril, muere. Al día siguiente es enterrado en el convento de las Trinitarias Descalzas.



Fue una diabetes la que se llevó a Miguel de Cervantes el 22 de abril de 1616, cuando el escritor sólo tenía 68 años. La muerte le sorprendió en su casa, situada en la esquina entre la calle León y la calle Francos, en pleno barrio de las Letras madrileño. Dos semanas antes, el escritor había profesado en la Orden Tercera de los Franciscanos, y había anunciado su deseo de ser enterrado en la Iglesia del Convento de las Trinitarias Descalzas, en el mismo barrio donde vivía.El Ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha” decidiese recibir sepultura en el convento madrileño, al que fue trasladado el 23 de abril, ya cadáver, por los hermanos franciscanos. Era costumbre de la orden transportar el cuerpo del hermano muerto, con un modesto sayal de mortaja y la cara descubierta, también por tradición. .La iglesia donde fue enterrado se construyó cuatro años antes, en 1612. El de Cervantes no fue el primer cuerpo sepultado en esta iglesia: allí yacía ya el cadáver de sor Lucía de Santa Ana, que había muerto el año anterior en clausura. El novelista fue enterrado humildemente, sin lápida ni lugar que marcase el sitio exacto donde iba a descansar el cuerpo. El poeta Francisco de Urbina le escribió el siguiente epitafio:

A Miguel de Cervantes,
insigne y cristiano de nuestros tiempos
a quien llevaron los terceros de San Francisco a enterrar
con la cara descubierta como a tercero que era.

Aunque se sabe que el escritor recibió sepultura en una capilla pequeña del convento, a la que se accedía por la calle Huertas, el convento sufrió transformaciones años después. Se edificó una iglesia mayor en el mismo sitio y se trasladó a este nuevo templo a las personas que habían sido enterradas en el emplazamiento anterior. Así hicieron con Cervantes y con su esposa Catalina de Salazar y Palacios, que falleció diez años después que su marido. Se sabe que, al menos tres cuerpos, yacen bajo el subsuelo del convento madrileño.



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